J.D.Ouspensky


J.D.Ouspensky, a finales del siglo XIX, todavía en los albores del siglo XX, las facultades y escuelas de psicología eran fenómenos bastante raros de encontrar, incluso en la Europa más “culta” y desarrollada de entreguerras. Los primeros psicólogos de aquellos tiempos se formaron a sí mismos, llegando a la psicología por caminos indirectos e inusitados: la filosofía, la física, la medicina y la neurología, incluso la ginecología y la pediatría. Casos como el de Sigmund Freud, William James, Wilhelm Wundt, Jean Piaget, Lev Vygotsky, etc., constituyen personajes muy representativos de las primeras etapas de la historia moderna de la psicología, dado que provenían de profesiones  de lo más diversas, muy lejanas aparentemente de la ciencia psicológica: filosofía, física, neurología, biología, matemáticas e incluso derecho.




Quien quería convertirse en psicólogo, tenía que ingresar primero en alguna facultad médica o de humanidades e inscribirse posteriormente a las asignaturas psicológicas desperdigadas en su plan académico. Quizá luchar por ser admitido en algún laboratorio de psicología experimental con Wundt en Alemania, asistir a los seminarios privados que impartía William James en su casa de los Estados Unidos. Solicitar ser admitido como voluntario en el Instituto de Piaget en Suiza. O seguir a Lev Semiónovich Vygotsky en su exilio hasta alguna escuela para niños ciegos y sordos de la Rusia Oriental, vigilado por la KGB, con tal de aprender de él.
Pero si no se poseía una educación universitaria, incluso si alguien tomaba la opción del autodidactismo, es decir, de educarse y formarse a sí mismo, esta decisión lo alejaba por completo de la posibilidad de acercarse a la psicología. Sobre todo si se escuchaba con demasiada atención la advertencia de Sigmund Freud y Jacques Lacan, de que nadie que no fuese médico en sus orígenes podría dedicarse a la psicología ni al psicoanálisis.

Piotr Ouspensky hizo caso omiso de este tipo de sabios universitarios. Incluso los detestaba. Se preparó primero como físico, químico y matemático por su propia cuenta, en su etapa más juvenil, abrevando de las bibliotecas públicas del pequeño poblado rural en Bielorrusia donde nació. Pidiendo libros prestados  a sus compañeros de grados avanzados o tomándolos sin permiso. Sus profesores de la escuela, tal como narra en su libro Un nuevo modelo del universo, se burlaban de su desinterés por el programa académico oficial, canalizando en su lugar todas las energías infantiles y adolescentes hacia la búsqueda de conocimiento. Luchando por hacerse con la historia de la física, los experimentos con matemáticas avanzadas y los estudios con química teórica y biología. Su profesor de gramática, un inglés insípido de piernas largas a quien los muchachos del Liceo apodaban “Zancos”, solía reprenderlo y quitarle sus libros de física y anatomía cuando lo encontraba leyendo aquellos extraños volúmenes en su clase. En aquel entonces soñaba con llegar a ser un científico duro, instalado en algún laboratorio por la eternidad.
Más tarde descubrió la filosofía,  y junto con ella la literatura esotérica, ya en la etapa del bachillerato, y comenzó a abrir su panorama.
La presión de sus profesores fue en aumento, hasta el punto de hacerlo optar por abandonar la escuela para siempre, a pesar de ser uno de los estudiantes más capaces y tener asegurado su pase automático a la Facultad de Ciencias de San Petersburgo.

Las guerras mundiales lo sorprenden trabajando en el campo con su padre, en la sencilla granja de conejos y palomas de la familia  y en el cultivo de papa y cebada, junto con sus hermanos, donde no deja de devorar libros durante sus ratos libres. Aquí logra sistematizar bastante sus conocimientos de medicina, física, química y biología.
Decide marchar como voluntario al frente siberiano, donde los rusos se debaten contra los japoneses. Era la segunda vez en su vida que intentaba fallidamente enlistarse. Por decisión propia, como él mismo señalara en sus libros años después, jamás volverá a pisar un aula escolar. En delante proseguirá una poderosa carrera como psicólogo y escritor autodidacta.
Es asignado  a una unidad de artillería en lo más intenso de la lucha, cuando es evidente que los rusos perderán frente a Japón. Aprovechando sus vastos conocimientos en muy diversos campos, se le pone más tarde al frente de una unidad avanzada de enfermería y primeros auxilios. Mientras trabaja salvando la vida de sus compatriotas, cae herido por un perdigón y es capturado por los nipones, quedando recluido en un campo de trabajos forzados durante 6 meses. Amenazado de muerte por sus enemigos, condenado al fusilamiento con otros tantos prisioneros, amedrentado junto con sus compañeros y amigos, contando apenas con 25 años de edad, sufrirá una poderosa e impactante experiencia espiritual, muy cercana a la muerte.
En el momento en que es liberado, será una persona por completo distinta. Sus intereses se reorientarán  hacia la psicología teórica, las experiencias místicas y transpersonales y el estudio de la conciencia. Abandona el ejército, convirtiéndose en periodista, escritor y psicólogo independiente, decepcionado profundamente de cualesquiera instituciones educativas y militares.

2. En busca de lo milagroso
Cuando vemos que una religión se encuentra siglos, incluso miles de años atrás que la ciencia, se infiere que no es religión, sino solamente seudo-religión, el cadáver marchito de lo que alguna vez fue o pudo haber sido religión.
Piotr Ouspensky, Un nuevo modelo del universo
Ya como periodista y escritor, algunos años después, Ouspensky aprovecha para emprender viajes hacia Oriente Medio y Lejano. Recorre Persia, Afganistán, Tailandia, la India, siempre con la corazonada de encontrarse siguiendo el rastro a un conocimiento imperceptible y antiguo, el cual es albergado por ancestrales escuelas o fraternidades, celosas y con demasiadas restricciones para compartirlo con los no iniciados. Habla y se entrevista con cientos de personajes: yoguis, faquires, sufís, maestros y  buscadores de todo tipo. Se dice que incluso se entrevistó en la India con Madame Blavatsky, la papisa y presidenta de la Sociedad Teosófica, quien le abriría las puertas de su escuela. Quedándose en cada ocasión con un agudo sentimiento de vacío y decepción. Al mismo tiempo, se da la oportunidad de consultar y devorar las bibliotecas de todos los lugares que visita, tomando inacabables páginas de apuntes y notas que siempre lleva consigo de regreso a su casa en Rusia.

Contrae nupcias con una muchacha a quien conoce en uno de los periódicos donde trabaja en San Petersburgo: Anya, quien ya no se le separará  a lo largo de sus posteriores búsquedas, viajes y migraciones que culminarán en Londres, varias décadas más tarde, durante sus últimos años de vida.
Prepara su primer libro: Tertium Organum, donde esboza un modelo del universo cuatridimensional: de cuatro dimensiones, en donde los animales, las plantas y los seres humanos vivimos atrapados en un limitado  y estrecho espacio de tan solo una a tres dimensiones. Especula sobre una posible cuarta dimensión: la espiritual, inaccesible para la mayoría, buscando datos, evidencias y ejemplos, contrastando información de campos inimaginablemente conciliables: la física cuántica, la psicología, las matemáticas, el espiritismo, la biología, la religión, el esoterismo, el misticismo, etc. Sin quererlo, tal vez al inicio desde un camino por completo teórico, racional y existencial, tratando de superar sus propias crisis personales y sus preguntas intelectuales, cuando cree experimentar la desilusión absoluta de no lograr encontrar aquello que anhela, poco antes de publicar su primera obra, ocurre un “milagro”.

Alguien lo pone en contacto con un enigmático profesor de danzas sagradas y vendedor de alfombras.
George Gurdjieff es un ruso del Cáucaso, poderoso mago, instructor de danzas, curandero, hipnotista y psicólogo intuitivo, poseedor de extraños conocimientos y poderes mentales. Ouspensky toma su familia, sus libros y su perro pastor, dejando su trabajo en diversos diarios en Moscú, para seguir al maestro hacia Europa Oriental y Asia.
Coincide todo ello con el estallido de la Revolución de Octubre en Rusia, que arrastrará el país hacia el asesinato, el canibalismo y la mentira. De ningún modo Ouspensky y Gurdjieff simpatizan con los bolcheviques, menos con su presunto progreso y socialismo. Piotr Demiánovich sabe que todo lo que hasta entonces amó y considero seguro y estable en su vida en Rusia, está a punto de cambiar y convulsionarse para siempre, sin dejar rastro alguno, devorado por la barbarie disfrazada de cambio y democracia. En su patria ya no queda nada para su familia, ni para él y algunos valerosos buscadores espirituales, quienes también seguirán al mago hasta el fin del mundo, si es necesario. Entre los otros alumnos de Gurdjieff hay científicos, obreros, personas sencillas, pero también gente de la nobleza rusa y artistas, como el compositor Thomas de Hartmann, quienes desean aprender los conocimientos de su maestro y  desconfían de todo cambio político, social e ideológico anunciado por los supuestos revolucionarios rusos.

Proyectan llegar hasta Egipto y Turquía, pero las guerras que estallan simultáneamente en varios poblados y territorios los hacen desviarse hacia Alemania, Inglaterra y finalmente Francia, donde terminarán inaugurando el Instituto para el Desarrollo Armónico del Hombre.
Con Gurdjieff, Ouspensky accede a un conocimiento completamente diferente de lo que hasta ahora conoció. Se le advierte que existe un Círculo Interior de la Humanidad, desconocido para las grandes mayorías, quienes apenas sueñan con lo que saben y son capaces de hacer los sabios del Círculo Interno. Ellos escribieron y crearon en un momento dado los Evangelios, La Ilíada, La Odisea, La Divina Comedia, el Bághavad Guita, concibieron y diseñaron el Tarot, la Cábala, etc. Propiciaron muchos de los cambios sutiles que indirectamente dictaminan el rumbo del resto de los hombres.
Para acceder a nuevas percepciones y dimensiones de conocimiento, acercándose gradualmente, tras mucho trabajo y preparación, al nivel del Círculo Interno de la Humanidad, los alumnos deberán vivir un sistemático entrenamiento y un proceso de muerte psicológica paulatina. Retirando poco a poco las máscaras emocionales con las que se disfraza, camufla y autoprotege su falsa personalidad. Nutriendo de a poco también a su esencia, descubriendo lentamente quiénes son cada uno en verdad. Muriendo en sus patrones antiguos de reacción, pereciendo en sus partes viejas para renacer.
Conforme la esencia de cada gente crece, y por otro lado, se debilita la personalidad artificial, el mundo entero comienza a adquirir un significado por completo distinto para el alumno. Esto es a lo que Gurdjieff llama comprensión, que consiste en penetrar en una verdad de manera paulatina, apropiándose de ella desde dentro, a diferencia del aprendizaje, que no es más que la acumulación mecánica de conceptos y nociones, los cuales la gente recita y repite a diestra y siniestra sin ser sus verdaderos autores o poseedores. Una verdad real es aquella que cada quién ha ido descubriendo y elaborando trabajosamente en su interior.

3. El Círculo Interno de la psicología y del cristianismo
Todo árbol que no hace buen fruto, es cortado y echado al fuego…
Evangelio de Marcos 3, 10, 12
Según Ouspensky, reflexionando ya en sus últimos días como un anciano sabio en Londres, muchos años después de haber decidido separarse de Gurdjieff para emprender su propia escuela y sus propias enseñanzas, los Evangelios en realidad, más que contar solo la vida de un líder espiritual y la fundación de una religión, fueron escritos para transmitir enseñanzas muy profundas y secretas, dirigidas a aquellos que las supieran descifrar.
En su libro escrito originalmente en inglés, Un nuevo modelo del universo, Jesús o Cristo no sería un líder carismático o un reformador social fundador de religión, iglesia o secta alguna como la mayoría quiere creer, sino un iniciado, perteneciente al Círculo Interior de la Humanidad.
Hacerse pobre, o volverse como niño, para entrar al Reino de los Cielos, ser capaz de hacer cruzar un camello por el ojo de una aguja, según las escrituras, psicológicamente, de acuerdo con Piotr Ouspensky, en realidad significa despojarse de los propios esquemas emocionales y mentales. Es el proceso para encontrar lo que algunos sabios llaman el Cuarto Camino, la Cuarta Dimensión. Purificarse espiritualmente para ingresar en una escuela del Círculo Interno.

4. El paraíso es la escuela de los magos
Ouspensky llama pseudoreligiones a las que actualmente se conocen como detentadoras y dueñas de la palabra de Dios, las cuales no son en realidad religiones en el sentido antiguo, sino su cadáver o su fantasma fosilizado. De hecho, el propio Jesús arrojó bastantes críticas a las instituciones religiosas y sus sacerdotes, resultando incomprensible cómo las iglesias contemporáneas se apoderaron de su nombre para construir aquello que el propio maestro tanto detestó, combatió y criticó sin tregua.
Dice Ouspensky que si el propio Jesús hubiera reencarnado en otra época que no fuera la suya, habría sido quemado por la Inquisición, o estaría preso en algún campo de trabajos forzados en Rusia, Siberia o los Estados Unidos.
Cuando durante la Última Cena, previa a su muerte, Jesús compartió su sangre con sus seguidores, no fue vino lo que ofreció, en el sentido literal, sino su sangre metafórica o su poder espiritual. Según Gurdjieff y Ouspensky, lo que el Nazareno hizo en realidad fue un rito de magia con su propio plasma corporal. Los ritos de sangre, para la antigua magia, significaban establecer un contacto profundísimo que uniría a los participantes del rito, más allá de la muerte. Se trata de uno de los fundamentos psicológicos de la brujería, que consiste en establecer un vínculo invisible e indestructible a lo largo del tiempo, del espacio y de grandes distancias, con una persona que se conoció pero ya está muerta, o que habita en una inaccesible dimensión del universo.
En un momento dado, tras 10 años de trabajo en colaboración, Gurdjieff y Ouspensky se separarían definitivamente. Los libros que Piotr Demiánovich escribiría, le ayudarían bastante a Gurdjieff a difundir su pensamiento y las enseñanzas del Cuarto Camino. El lazo entre ambos psicólogos quedaría igualmente indisoluble a través del tiempo.
Ouspensky confesaría solo a algunos de sus más cercanos que ya no se identificaba en lo absoluto con el trabajo de Gurdjieff, particularmente con la parte de las danzas y los movimientos sagrados a los que tanto puso énfasis Gurdjieff, junto con su música, en las últimas etapas de su vida.